La Globalización y la Sociedad de la Información son términos que se encuentran completamente entrelazados, y se considera que ésta última ha sido el factor desencadenante de la globalización, o al menos, la causa de su aceleración creciente, tal como lo apunta Altarejos (2003).Sin embargo, abordaremos primero algunos aspectos generales de la globalización para introducirnos en la denominada Sociedad del la Información o Sociedad del Conocimiento.
La sociedad ha tenido grandes cambios y cada época ha estado marcada por características particulares que ha regulado la interacción del individuo con la sociedad. Es así como en la antigüedad los cambios naturales eran los que regían las actividades humanas, luego aparece el concepto de tiempo con la creación del reloj que modifica estructuras del quehacer humano. Posteriormente con la aparición de la máquina se entra a una sociedad industrial donde las actividades humanas están delimitadas a un lugar y a un momento preciso. Esto hizo, que cambiará drásticamente el modelo de trabajo, basado este en las horas de tiempo que los trabajadores vendían realizando actividades físicas más que intelectuales. Finalmente aparece la sociedad pos industrial concentrando el trabajo en fábricas, oficinas y caracterizada por la gestión masificada. En dicha sociedad la sincronización espacio-tiempo no es imprescindible para realizar actividades laborales porque se dispone del trabajo “en red” y la remuneración va a depender de la capacidad de hacer o introducir mejoras en productos o en el proceso productivo. Estos cambios en la concepción del trabajo están dados por la tecnología digital porque ahora es el Conocimiento el eje principal, desplazando las anteriores formas de concebir al trabajo, al capital y a la tierra.
Este preámbulo nos permite determinar que la globalización tiene su orígenes en lo económico pero a su vez lo trasciende, y como señala Beck (1998) es un proceso de segunda modernidad que implica la pérdida de fronteras en las dimensiones de la economía, la información, la ecología, la técnica, los conflictos transculturales y la sociedad civil. Sin embargo, algunos autores (Altarejos, 2003) considerarán que el término globalización tiende a ser ambiguo, porque por un lado, hace referencia o describe la sociedad actual, y por otro, se refiere a la interconexión económica, social, política, científica, cultural y pedagógica que existe a nivel mundial. A dicha ambigüedad se suman las tendencias contradictorias; una que apunta hacia el idealismo, que interpreta la globalización como el poder que ejercen una minoría sobre la mayorías; y otra con un enfoque tecnocrático, que ve la globalización como un momento de nuevas oportunidades para el crecimiento económico.
Otro análisis realizado (Mittellman, 1996) señalan que es la fusión de procesos transnacionales y estructuras domésticas que permiten que la economía, la política, la cultura y la ideología de un país penetre en otro. Por lo que la globalización es inducida por el mercado.
En tal sentido, definiríamos la globalización como “el proceso de acelerada integración mundial de las economías a través de la producción, el comercio, los flujos financieros, la difusión tecnológica, las redes de información y las corrientes culturales” (Altarejos, 2003, p. 16).
En este mismo orden de ideas, se pueden destacar algunos rasgos que caracterizan a la globalización y que impactan tanto las esferas económicas, políticas, sociales y educativas. Un primer rasgo se refiere al cambio que ha producido en la concepción espacio-tiempo de nuestras actividades como consecuencia de haberse suprimido las barreras y los límites. Los espacios físicos han sido un referente en nuestras vidas, en las relaciones comerciales y en las interacciones sociales. Ahora el mundo se nos torna inmediato, existen nuevas formas de relaciones y participación social que trasciende los límites territoriales locales, y los ciclos económicos cambian rápidamente; los ciclos de vida de los productos son más corto; los procesos de fabricación son just-in-time y las empresas dejan de ser local y se hacen transnacionales.
Evidentemente, las coordenadas espacio-tiempo están produciendo cambios en nuestros hábitos de conducta, en la manera de hacer negocios y en la manera de relacionarnos socialmente, factores que inciden en la forma de educar. Otro rasgo es el progreso tecnológico como elemento clave de la globalización. Los cambios tecnológicos se están produciendo a gran velocidad repercutiendo en los modos de producción y consumo de cultura.
Reflexión:
La globalización es una etapa histórica que reorienta y suma problemas educativos añejos, ya no bajo una lógica antropológica - filosófica, sino desde una postura tecnológico – científica de necesidades del capital trasnacional y supranacional que se han inoculado en el Estado, en donde se busca elevar los estándares de la educación mundial a niveles mínimos determinados por las grandes asociaciones que representan a los intereses de la nueva cultura que demanda el momento histórico y que se encuentran al margen de las necesidades del ser humano.
La educación se convierte una vez más en el terreno desde el cual se deberá resolver la situación no sólo de desventaja que genera un modelo económico – productivo, sino de una serie de problemas que desestructuran a la sociedad y deshumanizan a los individuos.
La globalización es un espacio que se encuentra auto-reestructurándose, auto-articulándose y auto-reconstruyéndose en todos sus elementos para consolidarse no solamente en lo económico-productivo, sino en las distintas esferas de lo humano, la educación incluida, y con ello abre la posibilidad de redimensionar lo educativo en proporciones que tal vez no se vislumbraron desde los esquemas capitalistas “clásicos”.
La globalización demanda una transformación radical de todo el mundo conocido, entre ello: lo educativo y genera las instituciones, organismos, estrategias e instrumentos que lo posibilitarán.